Vilaflor de Chasna
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DESCRIPCIÓN Y SIGNIFICADO DEL ESCUDO
Descripción:
Escudo cuartelado en cruz, partido y cortado: en el primero, en campo de gules, tiara pontificia y llaves de oro; en el segundo, en bordura de plata, representación de la famosa montaña El Sombrerito en sus colores y bajo el cielo azur; en el tercero, en campo de oro, un pino en su color; y en el cuarto, sobre campo de plata, un racimo de uvas en sinople. Por debajo, cinta ordenada en sinople, con letras de oro que dicen: Vi la Flor de Chasna Todo dominado por Corona Real cerrada
Significado:
La tiara pontificia y las llaves de oro representan la antigüedad de su templo parroquial. En el segundo cuartel, se representa la montaña denominada El Sombrerito por su similitud en la forma con aquella prenda, con un intenso cielo azul, de limpieza inherente a la altitud en que se encuentra el municipio, el más alto de España. En el tercero, el pino canario representativo de la magnifica masa forestal con que cuenta y en la que se halla el denominado "Pino Gordo" cuyo tronco alcanza el diámetro más grande de las islas. En el cuarto, un racimo de uvas en expresión de su riqueza vinícola. Bajo el escudo y en una cinta figura el lema Ví la flor de Chasna, que encierra la circunstancia que motivó la transformación del antiguo nombre de Chasna en el que hoy distingue al pueblo, descrita por Sabino Berthelot en su libro Primera Estancia en Tenerife 1820-1830 de la forma siguiente: "He leído en nuestras viejas crónicas que en 1496, cuando la conquista de Tenerife, los guanches atrincherados en estas montañas, defendieron largo tiempo su independencia. Pedro de Bracamonte, uno de los capitanes de Alonso de Lugo, en el curso de una descubierta hasta el barranco de Chasna, se encontró con una doncella indígena, la que consiguió evadirse después de varios días de cautiverio. El castellano, seducido por los encantos de la bella fugitiva, no pudo soportar su pérdida y se echó al campo en completo estado de locura. Cuantos cuidados le prestaron sus compañeros de armas no sirvieron para devolverle la razón. Poseído por la evocación de la joven guanche, atormentada su imaginación por el amoroso recuerdo, murió después de tres meses de sufrimientos. "Vi-la-flor del Valle", era un lastimoso grito."