El Cambullonero
El cambullonero era un oficio de compra y venta, en muchas ocasiones mediante trueque, que se realizaba con los numerosos barcos de distintas nacionalidades que llegaban a los puertos de Tenerife y Gran Canaria. Se trataba de barcos ingleses, daneses, portugueses, rusos, italianos, argentinos y estadounidenses, entre otras nacionalidades.
Tras la segunda Guerra Mundial y la cruenta Guerra Civil, los habitantes isleños vivieron una época de grandes dificultades económicas y penurias agravadas por las miserias políticas de los peninsulares y el aislamiento. Los habitantes isleños, carecían de casi todo y lo único que les sobraba era el tiempo, por lo que en aquella época de desesperanza, la llegada a puerto de los grandes vapores de casco y chimenea negra de la Compañía Trasatlántica que cubrían la ruta de las Américas, era uno de sus más habituales pasatiempos.
Debido a la escasez de alimentos, el Gobierno de la Nación creó las cartillas de racionamiento que daban derecho a recibir los productos proporcionados semanalmente por la Comisaría de Abastecimientos, como garbanzos, batatas, bacalao, aceite vegetal, azúcar morena, tocino y a veces algunos extras como café, chocolate o jabón. Todo lo demás, como la carne, mantequilla, azúcar blanca, aceite de oliva, etc., más los lujos del whisky, cigarrillos, antibióticos, en especial tras la comercialización de la penicilina, se podía encontrar en el mercado de estraperlo, controlado en su mayoría, por los Cambulloneros.
Su punto de reunión, cuando no ejercían su trabajo en los barcos, era la zona del actual edificio de Correos en la Capital tinerfeña y el costado izquierdo del antiguo Hotel Orotava, hoy edificio Olympo, por lo cual se recibían a veces, quejas por parte de los clientes del hotel, debido al ruido producido como consecuencias de sus discusiones hasta altas horas de la noche.
La gran preocupación de los cambulloneros eran los calvos: "¡Cuidado, que están por aquí los calvos!", "¡Que vienen los calvos!" ¿Y quién era el temido calvo? Pues se trataba de los inspectores de Hacienda; decían que militares retirados, que por su avanzada edad la mayoría de ellos, carecían o tenían poco pelo y que, en ocasiones, aparecían por el muelle en servicio de vigilancia, para contener un tanto este ilícito negocio. Pero en lo que más prestaban su máxima atención, lo que más perseguían estos inspectores, eran las lanchas rápidas cargadas de tabaco rubio, transistores, etc. provenientes de Tánger.
El origen del vocablo "cambuyón" o "cambullón" tiene una probable procedencia del vocablo inglés “Can buy on? “ o “Come buy on” que significa “¿Puedo comprar arriba? “ y “Vengo a comprar arriba”, o bien “Sube a comprar”. Debido al desconocimiento de la lengua inglesa de aquellos comerciantes, muchos cambuyoneros escribían esta frase en un cartel para que fueran entendidos por los tripulantes extranjeros.