Geología
El Teide y la caldera
El Teide es con sus 3.718 metros sobre el nivel del mar la cima más alta de España y de todos los archipiélagos atlánticos, altitud que con sus abruptas laderas alcanza en apenas trece kilómetros desde la línea de costa. Se trata de un edificio volcánico de tipo estratovolcán y se encuentra asentado sobre una antigua y gigantesca depresión calderiforme configurada por dos semicalderas, separadas entre sí por los Roques de García. El Teide culmina en el Pilón de Azúcar, que presenta aún actividad residual en forma de fumarolas y solfataras a 86º C (temperatura de ebullición del agua a esa altitud). La caldera, conocida por Las Cañadas, ha tomado su nombre de la estructura más típica del parque: la Cañada, planicie sedimentaria situada normalmente al pie de las paredes o anfiteatro de la caldera. Todo este espectacular conjunto geológico deriva de una gran estructura volcánica, denominada Edificio Cañadas, que conformaba primigeniamente el sector central de Tenerife. Dicho edificio, de enorme complejidad estructural, se desarrolló en altura durante milenios debido al apilamiento de gran cantidad de coladas de lava y capas de piroclastos, los cuales fueron originados en múltiples erupciones sucedidas durante 3,5 millones de años, en donde a lo largo de este periodo han alternado fases de construcción y destrucción. Los materiales emitidos en estas erupciones responden a una composición muy variada: basaltos, basanitas, traquibasaltos, fonolitas, traquitas, etc. Hay dos hechos geológicos clave referidos al Edificio Cañadas y a la depresión o caldera. Por una parte, la desaparición de la porción más elevada del Edificio, cuya estructura interna queda expuesta en la pared del Circo, y la consiguiente formación de la citada depresión. De otra, la existencia del complejo volcánico Teide - Pico Viejo, un estratovolcán que se desarrolló dentro de la caldera, rellenándola parcialmente en fechas posteriores a la formación de la citada depresión. El Pico Viejo o Montaña Chahorra (3.135 m) es la segunda montaña más alta de Tenerife y de Canarias.
Hipótesis de deslizamiento
La génesis del Circo de Las Cañadas suscita aún controversia entre los geólogos, existiendo diferentes hipótesis al respecto como las de explosión, erosión, hundimiento o colapso y grandes deslizamientos.
La más aceptada hasta comienzos de la década de los noventa es la hipótesis de hundimiento como causa fundamental, que supone se trata de una caldera con dos subcalderas, una oriental y otra occidental, separadas por los Roques de García y formadas por hundimientos y colapsos; en la parte septentrional de la caldera de Las Cañadas se formó posteriormente el actual edificio del impresionante estratovolcán Teide - Pico Viejo. Este estratovolcán y la caldera son las dos mayores estructuras del Parque Nacional.
Sin embargo, las investigaciones del subsuelo de la isla y los estudios de los fondos marinos y del relieve submarino, éstos en los últimos años del siglo XX, han confirmado la hipótesis mantenida por el geólogo y geógrafo tinerfeño Telesforo Bravo desde 1962, en contra de la opinión científica generalizada en aquellas fechas: tanto Las Cañadas del Teide como los valles de la Orotava y Güímar son depresiones formadas por grandes deslizamientos gravitacionales, de más de 100 Km cúbicos, de una parte de la isla. Las dataciones efectuadas sitúan el episodio del valle de Güimar hace 0,8 millones de años, el del valle de la Orotava hace 0,5 y el de Las Cañadas hace 0,17 millones de años.
Por lo tanto, la destrucción parcial del Edificio Cañadas se debió a un súbito proceso de deslizamiento gravitacional de una gran parte del antiguo edificio volcánico hacia el norte de la isla. En dicho suceso, ocurrido hace 170.000 años, desaparecieron de forma casi instantánea más de 100 km3 de la zona de cumbres de la isla.
Esta teoría del deslizamiento en masa se corrobora al descubrirse en 1995, en los fondos marinos del norte de Tenerife, grandes depósitos de materiales submarinos o depósitos de avalancha provenientes del primigenio Edificio Cañadas. Estos primeros datos fueron proporcionados por el grupo británico de Watts y Masson. Posteriormente, el grupo español Teide Group confirmó en 1997 esta interpretación de los fondos marinos del Norte de Tenerife e investigó los del Sur, encontrando también depósitos similares en relación con el valle de Güimar que, como el de La Orotava, responde a un origen análogo.
Los Roques de García
En los Roques de García destaca el roque Cinchado. Desde el mirador existente se divisa la espectacular formación rocosa y el valle de Ucanca, la mayor cañada del Parque Nacional. El perfil aserrado de Los Roques es debido a la diferente resistencia a la erosión de los materiales que los componen: diques y pitones fonolíticos, de gran resistencia mecánica, y rocas alteradas hidrotermalmente que son desmanteladas con facilidad por los agentes erosivos (agua, viento, hielo). En las cercanías se encuentra el Parador Nacional de Turismo y otra formación, Los Azulejos, que llama la atención por su color verdoso debido a hidratos de hierro. La última erupción en fecha histórica que se ha producido dentro de los actuales límites del parque nacional ocurrió en las laderas de Pico Viejo o Chahorra en 1798, a lo largo de tres meses. Fue la erupción más larga de las ocurridas en Tenerife en época histórica: la lava vertida a través de una fisura eruptiva de casi un kilómetro de longitud cubrió una superficie de casi 5 kms. cuadrados, y estuvo a punto de rebasar la pared de Las Cañadas por Boca de Tauce, uno de los puntos más bajos del anfiteatro.
Las Cañadas
Entre la base del estratovolcán y el pie del anfiteatro existe un extenso campo de lavas y piroclastos recientes, procedentes no sólo del Teide - Pico Viejo, sino también de otros centros de emisión existentes en la zona. Este conjunto se completa con las planicies o llanuras endorreicas de materiales sedimentarios existentes a lo largo de la base de la pared. Estos enclaves, por su importancia a la hora de facilitar rutas de paso de ganado dentro de un auténtico mar de lavas, recibieron en el pasado el nombre de cañadas, el cual perdura hoy en día. De esta forma, toda la zona de cumbres de la isla se conoce genéricamente como Las Cañadas del Teide.
En este vasto corte natural o anfiteatro se descubre la estructura interna del viejo edificio volcánico (Edificio Cañadas), compuesto por un apilamiento de capas que registran una historia eruptiva de más de 3 millones de años de duración. El circo de Las Cañadas es una de las mayores calderas del mundo. Tiene forma elíptica, con 16 km. de eje mayor, 10 km de eje menor y 45 km de perímetro; de este último, la parte actualmente visible abarca unos 23 km, ya que la pared norte fue enterrada por erupciones posteriores, parte de las cuales han formado el Teide, cuyas lavas llegan hasta la base del escarpe, como se ve en la imagen.
Las lavas procedentes de las distintas erupciones han rellenado extensas superficies de la antigua caldera con materiales volcánicos de todo tipo, con lo que se ha dado forma a un espectacular paisaje de aspecto caótico. Así, pueden observarse volcanes de forma redondeada y tonalidades amarillentas y blanquecinas por la acumulación de piedra pómez como en el caso de Montaña Blanca, que con 2.750 m. de altitud es la tercera montaña más alta de la isla, o conos de cenizas y picón de tonalidades oscuras desde el rojizo al negro debidas a los distintos procesos de oxidación con el tiempo, de estructura casi perfecta como la Montaña Mostaza. Las coladas de lava forman a veces campos de escoria llamados malpaíses, otras caen ladera abajo o asoman sobre volcanes más antiguos formando lenguas, y otras se disgregan en enormes bloques, como en el caso del Valle de las Piedras Arrancadas, cercano a Montaña Rajada, donde abunda la obsidiana, vidrio volcánico de color negro brillante. La obsidiana fue la principal materia prima para la industria lítica de los guanches, con la que fabricaban herramientas de filos cortantes que denominaban tabonas.