Puerto de la Cruz
Recorrido histórico
Esta ruta comienza en la PLAZA VIERA Y CLAVIJO, frente al viejo hotel Martiánez, por cuanto ciframos en este inmueble el origen de la actividad turística en el Puerto de la Cruz, en 1866, con motivo de la puesta en marcha del sanatorium de los llanos de Martiánez, el Orotava Grand Hotel.
Mientras bajamos por el PASEO AGUILAR Y QUESADA, popularmente conocido como paseo de las palmeras, podemos contemplar a mano derecha el acantilado de Martiánez, en cuyas cuevas han sido encontrados importantes restos arqueológicos de los guanches, antiguos pobladores de las islas, hasta llegar a la costa, donde se puede disfrutar de la playa del mismo nombre.
De forma casi inmediata alcanzamos la PLAYA DE MARTIÁNEZ, de arena negra como en toda la zona norte, y con las instalaciones del COMPLEJO TURISTICO MUNICIPAL COSTA MARTIANEZ, un conjunto de piscinas con un gran lago artificial que conforman una de las infraestructuras de ocio más significativas de la isla, obra del artista lanzaroteño César Manrique.
En DESCARGAS: DECRETO 65/2006 por el que se declara Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Conjunto Histórico "El Puerto de la Cruz".
Ermita y Paseo de San Telmo
La avenida de Colón concluye en la PLAZA DE LOS REYES CATÓLICOS; a pocos metros se alza la ERMITA DE SAN TELMO, fundada en 1780 por el gremio de Mareantes. Está dedicada al padre dominico San Pedro González Telmo, patrón de los marineros. La imagen del santo que se conserva actualmente data de finales del siglo XVIII y sale en procesión, junto con la Virgen del Carmen, en las fiestas mayores de la ciudad que se celebran en el mes de julio. Prosiguiendo nuestro paseo, nos encontramos con la PLAYA DE SAN TELMO, un pequeño embarcadero jalonado de charcos naturales de gran tradición para los portuenses.
Al final, el MIRADOR PUNTA DEL VIENTO, presidido por la obra escultórica Spectator del artista portuense Arnoldo Evora. La calle Santo Domingo, que linda con dicho lugar, nos lleva hasta un edificio que antiguamente fue convento dominico y cuyos muros vieron nacer al ilustre escritor y político Luis Rodríguez Figueroa.
Ayuntamiento y Plaza de Europa
Siguiendo el curso de dicha vía, llegamos al AYUNTAMIENTO, cuya edificación remodelada data de 1973. En su fachada podemos admirar el escudo heráldico de la ciudad diseñado por Monseñor Bruno Heim, cuya leyenda dice: En el centro, el dragón de sinople linguado de gules, mítico guardián del Jardín de las Hespérides, más allá de las columnas de Hércules, el Edén de las tres Ninfas de Oro; sobre sus lomos, la cruz latina de gules, la cruz del Puerto que contempla su nombre y sus tradiciones; bajo las garras de aquel la acompaña de azul y tres fajas ondeadas de plata, las ondas navegantes raíces de la ciudad como medio de comercio y expansión; superpuesta, la llave de sable que abre el camino a las rutas de las indias; al timbre, la corona reflejo de la monarquía de los Reyes Católicos.
Al frente encontramos la PLAZA DE EUROPA, un auténtico monumento arquitectónico en forma de fortaleza balconada sobre el mar, construida en 1992, donde se alza un busto en homenaje a un prócer de la independencia de la República de Venezuela, Francisco de Miranda, descendiente de un portuense que se vio obligado a emigrar a las Américas en el siglo XVIII. La empalizada que corona el paseo superior está adornada con seis cañones de los siglos XVIII y XIX, cedidos por el Ministerio de Defensa y la Zona Militar de Canarias. El nombre de esta plaza es un reconocimiento a la tradición europeísta de la ciudad.
Casa de Miranda
La CASA DE MIRANDA, en uno de los costados de la plaza, da paso a la calle peatonal de Las Lonjas, uno de los rincones más pintorescos de la ciudad, donde se conserva aún el adoquinado que en otro tiempo cubría toda la población, así como buenos ejemplos de arquitectura canaria.
Casa de La Real Aduana - Muelle Pesquero
Siguiendo por esta calzada marinera, llegamos a la CASA DE LA REAL ADUANA, fundada en 1620 y arrendada por la Real Hacienda para acomodar en ella las dependencias de la aduana como residencia de los almojarifes o administradores hasta 1833, en que pasa a Santa Cruz de Tenerife. Junto a ella se encontraba la batería de Santa Bárbara, de la que hoy se conserva la escalerilla para bajar al mar (construida en 1741). Estaba artillada con cuatro cañones para la defensa de los barcos que fondeaban en el Limpio de Las Carabelas, cerca de la punta del muelle viejo.
En este edificio se encuentra la Oficina de Turismo.
Durante los siglos XVII y XVIII este puerto fue de muchísima importancia para toda la isla: el 80 por ciento de todas las exportaciones del archipiélago pasaban por el entonces Puerto de La Orotava. De ahí el título concedido por el rey Felipe IV en 1648 de "Llave de la Isla". Junto a la rampa del muelle pesquero se inauguró en abril de 2008 un monumento a la mujer pescadora o vendedora de pescado del escultor Julio Nieto, por iniciativa del Club de Leones.
Museo Arqueológico
Sorteando las barcas varadas en el muelle pesquero, nos adentramos en el popular barrio marinero de La Ranilla, donde se encuentra el MUSEO ARQUEOLÓGICO, emplazado en una casona canaria del siglo XIX.
Fue inaugurado en 1991, aunque sus orígenes se remontan a 1953, fecha de la creación del Museo Arqueológico del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Sus fondos incluyen una interesante colección de cerámica aborigen y otros utensilios de gran valor, restos momificados de guanches, mapas del siglo XVII, etc. Periódicamente organiza exposiciones temáticas sobre aspectos de la historia y la cultura de Canarias.
Subiendo la calle Pérez Zamora se vislumbra el recuerdo de las primeras edificaciones dedicadas al turismo, donde la actual Casa del Pueblo (antiguo Royal Hotel), es una clara muestra de ello.
Un poco más arriba y a mano izquierda, la calle José de Arroyo alberga la estatua de un importante pintor portuense, FRANCISCO BONNÍN, cuyas acuarelas fueron loadas por la poetisa cubana Dulce María Loynaz, premio Cervantes 1992 e hija predilecta del Puerto de la Cruz.
Plaza del Charco
Al fondo aparece la PLAZA DEL CHARCO, cuya fecha de construcción no puede precisarse pues existía como espacio abierto y de reunión desde antiguo. Su nombre está relacionado con la existencia de un charco de agua de mar que se formaba en su centro. Recientemente reformada, esta plaza conserva sus señas de indentidad más importantes como son la pila con la ñamera, los laureles de indias y las palmeras que la jalonan, el picón del interior y su paseo perimetral.
Continuamos avanzando ahora por el costado este de la plaza y nos adentramos en la calle Blanco (castellanización del apellido de Nicolas White, primer alcalde irlandés de la ciudad en el último tercio del siglo XVIII), donde podemos observar algunos ejemplos de casas canarias; una de las más significativas es la que ocupa el lugar donde naciera el ilustre escritor, historiador y alcalde portuense José Agustín Alvarez Rixo (1796-1883).
Iglesia de San Francisco
Al doblar la esquina que da paso a la calle Valois nos tropezamos con la elegante figura del TORREON DE VENTOSO, integrado en uno de los conjuntos arquitectónicos del siglo XVIII mejor conservados de la ciudad y que presentan un claro exponente del esplendor que para el Puerto de la Cruz supuso dicha centuria. Este torreón es uno de los pocos supervivientes de este tipo de construcción y constituye un edificio por sí mismo, representando una de las soluciones más esbeltas de la arquitectura isleña.
A pocos metros, tras cruzar la calle de Las Damas, descubrimos la PLAZA CONCEJIL, situada en una encrucijada de calles peatonales y en cuyo interior encontramos un monumento erigido en honor al alcalde portuense y gobernador civil de la provincia Francisco Afonso Carrillo. Frente al mismo, la casa donde nacieron los hermanos Iriarte, destacadas figuras de la Ilustración española.
Casi al final de la calle San Juan se alza la IGLESIA DE SAN FRANCISCO Y ERMITA DE SAN JUAN, edificada en 1599, cuya construcción supone la edificación más antigua de la ciudad. Este templo tiene carácter ecuménico y es utilizado por las diferentes comunidades extranjeras de religión cristiana afincadas en el Puerto de la Cruz. Su patrimonio, de gran valor artístico, abarca obras de diferentes estilos desde el siglo XV hasta nuestros días.
Calle Quintana
Subiendo por la calle Quintana nos encontramos con el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, sede cultural donde se celebran conferencias, exposiciones y cursos de español para extranjeros. Cuenta con una biblioteca que puede ser visitada por las tardes. A pocos metros, frente al mismo, está la casa natal de Luis de la Cruz y Ríos, pintor de cámara del rey Fernando VII.
Continuando por esta misma calle tropezamos con el HOTEL MARQUESA, una de las primeras casas destinadas a uso turístico y que a finales del siglo XVIII sirvió de alojamiento al ilustre naturalista alemán Alexander von Humboldt, camino de las Américas.
Iglesia de la Peña de Francia
Dejando atrás esta construcción llegamos a la plaza de la IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PEÑA DE FRANCIA. La imagen de esta Virgen, co-patrona de la ciudad, preside el retablo mayor. Hacia 1620 los vecinos del lugar vieron la necesidad de transformar en iglesia la pequeña ermita que fundara el regidor Franchy Lutzardo, y es en 1684 cuando comienzan las obras de la misma. La torre es un añadido posterior (1898). Su interior nos muestra un importante legado artístico entre los que destaca la imagen del Señor del Gran Poder de Dios (siglo XVII-XVIII) y las pinturas de este retablo y del púlpito, obra de los pintores portuenses Luis de la Cruz y Ríos y Manuel de la Cruz respectivamente.
La importancia de la presencia de las familias irlandesas que arribaron al Puerto de la Cruz queda patente en la capilla de San Patricio, de la verde Eire, que se conserva en su interior. En el costado norte de la plaza se erige un busto que recuerda la insigne figura de un portuense ilustrado, el ingeniero Agustín de Betancourt y Molina (1758-1824), que llegó a obtener el rango de General en el ejército de Rusia en la época del Zar Alejandro I. Fue el primer director de la Escuela de Canales y Caminos de Madrid. El hotel Monopol, frente al busto, está situado justo en el lugar que lo vio nacer.