Fiestas y Tradiciones
Las fiestas populares tinerfeñas tienen un aire campesino clásico. Son las romerías, festejos pagano - religiosos en honor del patrón de la localidad, consistentes en un multitudinario desfile, con carrozas, aperos y animales, en los que el folclore es el principal protagonista y donde pueden admirarse el colorido y el donaire de los distintos trajes típicos de la isla.
Fiestas de pura tradición religiosa, sin embargo, son la confección de las alfombras de flores para celebrar la festividad del Corpus Christi. Verdaderos prodigios de color cuya existencia dura apenas unas horas, las más famosas son las de La Orotava, que se realizan en la octava de la festividad. En la plaza del ayuntamiento de esta villa se puede admirar un enorme tapiz, cuya materia primas son las tierras volcánicas de las Cañadas del Teide, en sus diversas e insólitas tonalidades.
Un festejo de incierto origen es el de San Andrés, en la noche del 29 de Noviembre. En esa fecha se abren las bodegas, se prueba el vino nuevo y, en algunas poblaciones, se mantienen curiosas tradiciones: en La Orotava y Puerto de la Cruz “se corren los cacharros”, mientras que en las empinadas calles empedradas de Icod de los Vinos se juega a las “tablas”: la gente joven se desliza, a toda velocidad, por las pinas calzadas adoquinadas en tablones untados con grasa.
Pero sin duda la fiesta más cosmopolita, divertida y esperada de todas las que en Tenerife se celebran, son los Carnavales – declarados de Interés Turístico Internacional - , un derroche de humor, alegría, convivencia e imaginación cuyo espíritu es difícil de describir con palabras. Aunque el Carnaval se celebra en toda la isla, su núcleo principal es Santa Cruz de Tenerife, una ciudad que, durante la fiesta, se transforma en un río humano de bailarines, máscaras y originales disfraces, una ciudad insomne contagiada por su propio ritmo musical y vital.