Puerto de la Cruz
FIESTAS DEL GRAN PODER Y DE LA V. DEL CARMEN
GRANDES FIESTAS DE JULIO
Mientras la procesión del Gran Poder recorre las calles portuenses más señoriales al paso militar de tambores y trompetas, la procesión del Carmen tiene lugar por calles de pescadores. De la iglesia de la Peña de Francia sale la Virgen del Carmen en procesión junto con San Telmo, en medio de piropos y canciones que le dedican los pescadores. Al final, se realiza una gran exhibición pirotécnica en la dársena del mismo muelle pesquero. Después las imágenes regresan a sus respectivas iglesias.
Embarcación de la Virgen del Carmen
Esta advocación mariana fue extendida por el Papa Benedicto XIII a toda la Iglesia Universal en agradecimiento a una Orden Religiosa, los Carmelitas, profundamente marianos que consideraban madre y hermana a Nuestra Señora del Monte Carmelo. Su origen se sitúa al sur del actual Puerto de Haifa, en Palestina, donde se eleva el Monte Carmelo, dominando el mar Mediterráneo. En la época de las cruzadas, hacia 1156, algunos peregrinos y algunos soldados decidieron establecerse en él y de él, Carmelo, toma su nombre la orden, nombre que significa, 'Jardín o Huerta'. Su patronazgo sobre la gente del mar fue muy tardía, 1901, y, de hecho, va a ser en 1922 cuando el párroco de la Peña de Francia propondrá a los marinos y pescadores que se desplazaban a Los Realejos que ¿por qué no traer una Virgen del Carmen para el Puerto?. Esta imagen llegaría en 1923 realizando su recorrido marítimo terrestre, pero ello no quitó que los marinos siguieran visitando, y sacando, al Carmen en los Realejos. En el año 1954 llegaría la actual y característica Virgen del Carmen del escultor Angel Acosta.
FIESTAS DEL SOL O SAN JUAN
Se celebra en el muelle pesquero con notable asistencia de público y turistas. Todos acuden a la Playa del Charcón y a la del Muelle, esperando la salida del sol para asistir al famoso baño de las cabras, rito que cada año se celebra en el día de San Juan, en recuerdo de la fiesta aborigen que celebraban los guanches para festejar la llegada del solsticio de verano. Los cabreros ofrecen queso y leche; muchos se dan un chapuzón y todos bailan la llegada del día de San Juan.
FIESTAS DE SAN JUAN - Puerto de la Cruz
22,23 y 24 de Junio
SAN JUAN: TRADICIÓN VIVA Y COMPROMISO
En el Puerto de la Cruz la Fiesta de San Juan mantiene un gran arraigo popular. Desde muy antiguo pervive la costumbre de que muchas familias acudan a la playa a pasar la noche, popularmente conocida como la más corta del año, en tono festivo y lúdico. Con la comida tradicional ya preparada, se juntan en la arena alrededor del fuego y la música popular. Tradiciones como los enramados de los chorros y fuentes públicas con flores, frutas y verduras de temporada se han rescatado del olvido colectivo. Al amanecer, los cabreros desfilan con sus rebaños por los barrancos hasta la costa portuense, y en el muelle pesquero purifican y limpian sus rebaños como lo hicieron sus antepasados.
•22 junio // Enrame de Chorros Públicos por toda la ciudad // Los chorros enramados serán: el chorro del Durazno, el chorro Las Maretas, el chorro Cuaco, el chorro Mequinez, el chorro del Muelle, el chorro Cupido y el chorro de la calle Blanco. Los chorros públicos de agua son algunos de los elementos singulares que todavía se mantienen en pie, aunque la mayoría ya no cumplen con su función. Sin embargo, son las huellas de una parte importante de la historia de nuestra ciudad, de una época en la que desempeñaron un papel fundamental en el abastecimiento al vecindario, en lugares de reunión de encuentros e historias de amoríos. No hay que olvidar que muchos de los chorros y lavaderos han estado en funcionamiento hasta épocas casi recientes, y seguramente nuestros mayores nos contarán vivencias y recuerdos en torno a ellos.
•23 junio // En Playa Jardín. Víspera de San Juan. Desde las 21’00 horas, actuaciones en el Escenario de Playa Castillo. Encendido de hogueras y Espectáculo Piromusical.
•24 junio // De 8.00h a 14.00h. // Tradicional Baño de las cabras en el muelle pesquero. Los posibles orígenes de esta tradición se pierden en el tiempo, aunque la creencia más extendida sobre este rito es la que perteneciera a antiguas costumbres de los aborígenes de Tenerife, que cíclicamente llevaban sus rebaños a las costas para bañarlos y así quitarles la suciedad y desparasitarlos, preparándolos para la época del apareo, también para que con el agua del mar se curaran posiblemente pequeñas heridas, a la par que cumplir con probables ritos paganos de purificación y/o de ofrenda.
FIESTAS DE SAN ANDRÉS
Popularmente se conoce esta fiesta con el nombre de "La Fiesta del Cacharro" y la "Castaña". En la noche del día 29 de noviembre jóvenes y turistas se concentran en la Plaza del Charco para tirar "a verga" innumerables cacharros y objetos viejos que se van golpeando contra el suelo haciendo ruido por distintas calles. En la misma plaza se celebra la "Castañada", acto festivo donde se puede degustar productos típicos de la isla: castañas, cherne, gofio amasado, batatas, vino.
FIESTAS FUNDACIONALES O DE LA CRUZ
El día 3 de Mayo tienen lugar las fiestas fundacionales de la ciudad, recordando que en dicha fecha de 1651 tomó posesión del cargo el primer alcalde pedáneo. Se celebran con una misa solemne seguida de una procesión con la Cruz de Plata (co-patrona de la ciudad junto con la Virgen de Nuestra Señora de la Peña de Francia) en medio de tracas y fuegos artificiales que acompañan todo su recorrido. Es tradicional visitar por la tarde las numerosas capillas advocadas a la Santa Cruz, de las cuales existen más de una treintena repartidas por toda la geografía del Puerto de la Cruz, para admirar las decoraciones florales que mostrarán durante todo el día. Son también reseñables los sudarios, siempre en forma de “M”, algunos de ellos muy antiguos y realizados en finas telas bordadas en oro, pintadas o simplemente blancas, simbolizando la pureza.
El caso de la exaltación de las cruces en municipios como el Puerto de la Cruz adquiere una dimensión etnográfica y religiosa de gran valor. El rito tuvo sus orígenes en las cruces particulares de cada casa para luego trasladarse a los maderos de mayor tamaño de capillas, ermitas y encrucijadas.
La estrecha relación de la cruz con el término municipal se puede constatar desde los albores del nacimiento del núcleo urbano que acaba consolidándose con la segregación político-administrativa definitiva del municipio con respecto al de La Orotava, al que estuvo unido hasta principios del siglo XIX.
Se dice que la cruz que acabó dando nombre al término municipal fue la situada en un lateral de la fachada de la Casa de la Aduana. Junto a otras cruces que fueron apareciendo por diversos puntos de la ciudad en capillas, casas particulares o ermitas y que hacen un total de una treintena, fueron conformando un Vía Crucis. En estas fechas son engalanadas con diversos recursos ornamentales que van desde una amplia variedad de flora autóctona hasta la originalidad hecha arte de la Cruz Verde de la calle Mequinez, que se decora con flores artificiales de gran realismo elaboradas a partir de espinas y escamas de pescado.
Los motivos por los cuales se colocan las cruces son variados. Algunas se ubicaban siguiendo la costumbre del Vía Crucis, como queda dicho, que simboliza el camino de Jesús al Gólgota mediante paradas o estaciones; otras veces se colocaban con motivo de una muerte violenta o accidente, y hay algunas que indican el cruce de caminos o los límites de población. Por último, servían también para señalar puntos geográficos concretos, como los peñones.
“Las Cruces de Puerto de la Cruz - Historia y Leyendas"
Cuenta la leyenda que Santa Elena, para averiguar cuál de las tres cruces encontradas en el monte Calvario era la verdadera, colocó sobre cada una de ellas a un enfermo; el que sanara indicaría cuál era la auténtica, la Vera Cruz, el Santo Madero sobre el que murió Jesús de Nazaret. Esta pequeña reseña de la leyenda tiene importancia para nuestro pueblo, pues, por un lado son numerosas las capillas que el día 3 de mayo, fecha de la invención de la Cruz, se adornan no sólo con flores, jarras y sitiales, sino que se coloca en lugar preeminente una pequeña talla de dicha santa, madre del emperador Constantino. Ejemplos de esta tradición los podemos encontrar en las capillas de la calle Mequinez o en la de la curva de Don Dámaso de La Vera.
Por otro lado, la Cruz ha estado presente en la toponimia del municipio desde los primeros momentos de su existencia. Así, desde los inicios del siglo XVI comienza a utilizarse el término Puerto de la Cruz, aunque compartido indistintamente con la denominación Puerto de la Orotava o Puerto de la Cruz de la Orotava. La situación permanece de esta manera hasta principios del siglo XIX, en que progresivamente comienza a imponerse el término “Puerto de la Cruz” para denominar el municipio, coincidiendo con el proceso de definitiva segregación político-administrativo iniciado a comienzos del siglo XVII y culminado a principios del siglo XIX, con la implantación de los ayuntamientos modernos.
Muchas otras historias y leyendas llenan las esquinas del Puerto, como aquella que dice que la Cruz de las Dehesas se movía, fruto sin duda de las oscilaciones de las lamparillas de aceite que siempre tenía a sus pies; o la de la Cruz del Ñuñú, célebre por los bailes que organizaban en su honor; o la de las fiestas de la Cruz de Cuaco, con alfombras de flores, tomillos, brezo y romero e incluso con carrozas.
También hablan otras historias de la Cruz de la Bruja o la Judía, conservada hoy junto al Instituto de Enseñanza Secundaria Puerto de la Cruz Telesforo Bravo, en las Cabezas, o la Cruz de Plata de la parroquia matriz, cuyo origen sigue siendo desconocido, decorada con soles y labrada a martillo, propiedad, ya en 1620, de la Hermandad de la Vera de la Cruz y Misericordia, filial de la de igual nombre de La Orotava, pero que indica la prontitud con que prendió su devoción en este pueblo.
Existen ejemplos en la zona de Mequinez de cruces realizadas, a partir de restos de naufragios o de maderos llegados a la costa a la deriva, e igualmente hoy las denominamos “falsas cruces” llamadas “estuches” que albergaban en su interior la Cruz original, por ejemplo, la Cruz de la calle Blanco nº4.
No teniendo nuestro municipio, en un principio, más parroquia que la matriz, eran las cruces en sus capillas las que polarizaban las fiestas de los barrios, organizándose en torno a ellas carreras de sortijas, bailes, veladas de boxeo y otros divertimentos populares, dando origen en sí mismas a propias parroquias, como Santa Rita de Punta Brava o San Pablo de Las Dehesas. Otros puntos de clara influencia crucística para la devoción y distracción de la población estaban en la Cruz de San Carlos en la playa de Martiánez o Cruz Verde de las Cabezas (Santa Rita) que aún se conserva como tal. De ese modo, se marcaban también las zonas de influencia poblacional y futuros barrios de la ciudad.
Especiales características presenta la Cruz Verde de la Calle Mequinez, que conserva una costumbre única en su género y es la de adornar la Cruz con flores realizadas a partir de espinas y escamas de pescados, de manera tal, que la convierten en sí misma motivo de admiración.
Mención aparte merecen los sudarios, algunos muy antiguos y casi todos realizados en finas telas bordadas en oro, pintadas o en la simpleza del blanco, siempre en forma de “M”, exceptuando modernas innovaciones de formas más naturales en su caída. Destacan el de la Cruz de Cuaco, el de Las Lonjas, las dos capillas de Mequinez, Cruz Verde de Las Cabezas (Santa Rita) y de Santa Rita de Punta Brava o el Durazno, como los más antiguos, trabajados todos ellos con símbolos de La Pasión.
A esto hay que añadir elementos de devoción popular como los angelotes sosteniendo escaleras y lanzas que hallamos en la capilla de Cuaco, en la del Calvario y en las dos de Mequinez, entre otras.
Este texto está reflejado en la guia publicada a principios del S.XXI por el Ayuntamiento bajo el título “Las Cruces de Puerto de la Cruz”