Pinos Monumentales
Los Pinos Gigantes de Vilaflor
El pino canario (Pinus canariensis) es el árbol más abundante de nuestro archipiélago. Hay grandes bosques de pino canario en las cumbres de Tenerife, La Palma, El Hierro y Gran Canaria. Los pinares, incluyendo los de repoblación, cubren actualmente unas 70.000 hectáreas, casi el 60 % de toda la superficie forestal de Canarias (120.000 hectáreas). Es una especie de origen muy antiguo, de la que se han encontrado fósiles en yacimientos del Terciario de la cuenca mediterránea desde España hasta Turquía. Probablemente fue una de las primeras plantas que colonizaron el archipiélago canario. Sus ancestros continentales se extinguieron a finales del Mioceno, hace más de cinco millones de años, debido a los drásticos cambios climáticos acaecidos en ese período geológico. En Canarias, sin embargo, logró sobrevivir hasta la actualidad, gracias a la variada topografía y a la estabilidad climática de nuestras islas.
Dentro de los árboles más altos de Europa, salvando algunos grandes ejemplares de eucaliptos introducidos, encontramos el abeto (Picea abies), en especial el individuo conocido como Abeto de Sgerm (Sgermova Kmetija, Eslovenia) de 63 metros. En Tenerife crecen dos descomunales gigantes en los pinares de Vilaflor de Chasna conocidos como el "Pino Gordo" y el "Pino de las Dos Pernadas"; este último es el árbol nativo más alto de España y el primero es uno de los árboles de mayor grosor en Europa.
El más alto y el más grueso
De los 4,5 millones de pinos canarios adultos recogidos en el Tercer Inventario Nacional Forestal (2007), el más alto y el más grueso se encuentran separados por apenas 200 metros. El Pino de las Dos Pernadas, con 56,70 metros de altura (medido con láser por Kuota Räsänen y Toumas Räsänen en 2013 y 2016), es el árbol oriundo con mayor talla de España; por su parte el Pino Gordo, con una circunferencia de 9,70 metros, es uno de los 10 árboles más gruesos de Europa. Ambos pinos presentan una ramificación particular que caracteriza sus fisionomías, con copas muy abiertas y aparasoladas. El Pino de las Dos Pernadas arranca desde su base con dos pies gemelos; por su parte, el Pino Gordo se ramifica en tres grandes columnas a partir de los 5 m.
En el caso de estos dos colosos de la flora canaria existe una marcada equivalencia entre tamaño y edad. La publicación "Leyendas Vivas de los Bosques Españoles (2009)" calculó una edad de 780 años para el Pino de las Dos Pernadas y de 750 para el Pino Gordo. Estudiosos de la dendrocronología del pino canario apuntan el hallazgo de anillos incompletos, según el cual estos ejemplares no crecerían todos los años en todas las direcciones. A tenor de esta teoría, constatada en el estudio del desaparecido Pino de Pilancones (Gran Canaria) resultaría probable que los descomunales pinos puedan acercarse al milenio. Junto al Pino de la Virgen (El Paso, La Palma) y al Drago de Icod de los Vinos (Tenerife), se consideran los seres vivos más longevos de Canarias.