Los Realejos
Por haberse realizado ésta el 25 de julio de 1496, decidieron los españoles levantar en el lugar una iglesia dedicada al Apóstol Santiago, que fue la primera parroquia con que contó Tenerife y donde recibieron las aguas bautismales los nueve menceyes y otros destacados indígenas. Pero el Adelantado dejó sin agua a este Realejo Viejo de Arriba, para llevársela a su ingenio azucarero a cuyo alrededor se fue desarrollando el Realejo de Abajo. Para atenderlo espiritualmente, se creó la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Ambos Realejos tuvieron sus respectivos alcaldes reales, escribanos y síndico del lugar, así como sus alguaciles y sus alhóndigas. Y en ellos se establecieron pronto los conventos de religiosos de San Agustín y de San Francisco, así como uno de monjas de San Agustín. La riqueza de la comarca vino por la caña de azúcar en el S. XVI; viñas y vino, en el XVII y parte del XVIII; la cochinilla en el XIX y la platanera en el XX. Por decreto de 23 de diciembre de 1954, se accede a la petición de los hasta entonces dos municipios, de fundirse en uno solo con el nombre de Los Realejos.
Según Viera y Clavijo, el nombre de Realejo de Arriba y Realejo de Abajo se debe a la posición ocupada por el ejército conquistador y el de los aborígenes en las últimas etapas de la conquista de Tenerife, ya que, al parecer, fue aquí donde se llevó a cabo la rendición de los caudillos guanches encabezados por Bencomo.