Santa Cruz de Tenerife
Antes de la conquista, las tierras que hoy ocupa este municipio formaron seguramente el reino de Anaga, siendo Añazo el nombre de lo que es actualmente la ciudad capitalina. Un nutrido grupo de guanches vivía en las cuevas del Barranco de Santos, precisamente por el sitio donde penetrara Fernández de Lugo. En el barrio del Cabo actual, plantó el conquistador la cruz, formándose en torno suyo el núcleo originario de la capital.
Surgen pronto dos edificaciones religiosas, una ermita y la iglesia que iría derivando del altar que se levantó en el campamento. Esta iglesia no recibiría el nombre de La Concepción de forma oficial hasta 1638, aunque en 1636 es cuando consta por primera vez tal denominación. Inicialmente fue parroquia auxiliar de la de igual nombre en La Laguna, con unos principios muy pobres y modestos. Fue erigida en parroquia por cédula de 5 de diciembre de 1533, aunque, según los datos de su archivo, no se llevó a cabo tal jerarquía hasta el año 1539.
Los últimos años del s.XV, marcados por los hechos de la conquista, suponen la formación paulatina de una sociedad heterogénea, integrada por soldados, marineros, mercaderes y los propios guanches que se integran en ella.
Comenzando el s.XVI cuenta Santa Cruz con un desembarcadero de tres peldaños y empieza a ser codiciada por su valor estratégico como escala para las rutas de América. Ello supuso la necesidad de fortificarse; ya en 1464, Sancho de Herrera había levantado una torre y una segunda la edificó el Adelantado en 1494. El desparecido castillo de San Cristóbal se hizo en 1570, durante el reinado de Felipe II, y en 1648 se construyó el de San Juan. También de este siglo es el castillo de Paso Alto, al que siguieron otras obras de defensa en las centurias del XVIII y del XIX.
El muelle recibe un importante impulso en el s.XVIII, sobre todo tras la desaparición , en el norte de la isla del de Garachico por la erupción del volcán, y toda la centuria del XIX se consagra a su mejora y ampliación.
Este auge del puerto supone una importante riqueza para la ciudad, que se engalana con hermosas edificaciones señoriales y la presencia de numerosas iglesias y conventos. Los principales organismos se van trasladando a ella; así, los capitanes generales, que residieron en Gran Canaria hasta 1661 y en La Laguna hasta 1723, fijan su sede en Santa Cruz.
En octubre de 1803, Carlos IV, por Real Cédula, le concede el título de Muy Noble, Leal e Invicta Villa de Santa Cruz de Santiago, con lo que se independiza de La Laguna. Tras diversos intentos, el título de ciudad lo consigue mediante Real Decreto de 29 de mayo de 1859. También en este siglo obtiene la capitalidad del Archipiélago, hasta la división provincial de su nombre integrada por las islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.