La Victoria de Acentejo

"Todavía no empezaba a rayar la aurora, cuando llegaron a la vista los dos ejércitos. Y observando el general Lugo que los guanches marchaban en dos cuerpos, hizo la misma división en sus tropas, de modo que, reservando para sí el mando de las unas, encomendó la conducta de las otras a Lope Hernández de la Guerra. La acción se empeñó inmediatamente con una furia tan memorable, que con ser que nuestros españoles ejecutaron un horrible estrago en los isleños, no cesaban después de admirar la rara valentía, la desesperación y el ahínco con que aquellos hombres indisciplinados pelearon en esta función. La refriega duró cinco horas o, por mejor decir, duró hasta tanto que, viéndose Bencomo con un brazo muy mal herido y entendiendo que Acaimo tenía también un muslo traspasado de una bala, reflexionó que era inevitable la derrota de su gente".

Esta escueta y dramática narración de Viera y Clavijo explica el origen del nombre del municipio: la victoria obtenida sobre los guanches. Era la Navidad de 1495.

Para anunciar la victoria, un pino sirvió de campanil, si bien no pudo soportar el peso de la campana la modesta construcción religiosa inicial. Pero pronto se comienza la edificación de un templo más acorde con los hechos que se pretendía conmemorar. El propio Viera nos dice que este curato de Nuestra Señora de los Angeles de la Victoria fue erigido en 1587.

En 1813 accede a la independencia municipal y consiguió el título de Villa en 1900, gracias a las gestiones del cura Pérez Díaz, tan recordado en la localidad.